Reflexiones

Reflexión Pastoral 25 de Mayo

PORTADORES DE SU GLORIA

MANIFESTANDO LA GLORIA DE DIOS DONDE QUIERA QUE TÚ VAS

Cuando Israel estaba en el desierto, Dios manifestó su presencia a través de una nube. Esta nube fue una manifestación física del juramento de Dios de estar con su pueblo. Bajaba y cubría el tabernáculo de noche y de día. Y actuaba como su guía para cada tarea. Cuando la nube se movía, ellos se movían, y cuando se quedaba, ellos se quedaban. El pueblo no necesitaba un comité para averiguar su dirección o futuro. Ellos ponían su confianza en la nube visible de la presencia de Dios. En la actualidad, esa misma nube de la su presencia ronda sobre tu habitación secreta de oración. Espera todos los días para envolverte en su paz. Te guiará, te dará poder y paz. Y te dará dirección detallada para tu hogar, tu trabajo y relaciones. Tu habitación secreta puede ser dondequiera – en la ducha, en el bus camino a tu trabajo, en tu trayecto al trabajo. Puedes cerrar todo lo demás y decir, “Señor, tengo media hora ahora mismo. Te amo, Jesús, y te adoro. ¡Esta es mi habitación secreta contigo!” Es algo maravilloso estar encerrado con Dios, desarrollando una vida de oración consistente. Dios promete que mientras te conviertes en un siervo que le busca y ora, su presencia saldrá como fuente en tu vida – cerrando y abriendo puertas y obrando su orden divino a tu alrededor. Mas, sin embargo, algo mayor que esto sucederá: ¡la presencia de Dios te llevará a una revelación de su gloria! Existe una diferencia entre la presencia de Dios y su gloria. Muchos cristianos conocen su presencia – su gran obra en sus vidas – pero pocos conocen su gloria. Éxodo, nos ofrece un vislumbre a esa diferencia: “Entonces la nube cubrió la tienda de reunión y la gloria del Señor llenó el tabernáculo.” Éxodo 40: 34. El apóstol Pablo escribe que el cuerpo de todo creyente es el tabernáculo de Dios: “¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” 1ª Corintios. 3:16. Como los israelitas que vivían bajo la nube de la presencia de Dios, nosotros estamos constantemente bajo la cubierta de la gracia de Dios. Mas, sin embargo, ¿Cuál es la diferencia entre contemplar la presencia de Dios y contemplar su gloria? El Señor le dio a Moisés una revelación de su gloria. Moisés buscaba de Dios por una manifestación continua de su presencia: “…que yo te conozco…” Éxodo 33:13. Y Dios le contesto, “…Mi presencia irá contigo, y yo te daré descanso.” (verso 14) La petición de Moisés sería más que suficiente para la mayoría de los creyentes. Todos queremos la presencia de Dios – dirigiéndonos, guiándonos, dándonos poder y bendiciéndonos. Realmente, ¿qué más puede desear cualquier creyente? Mas, sin embargo, teniendo la seguridad de la presencia de Dios no fue suficiente para Moisés. Él sabía que había algo más. Y el clamó, “…Te ruego que me muestres tu gloria.” (verso 18) Dios le mostró su gloria a Moisés. Pero no apareció en alguna nube luminosa ni en un temblor de tierra como demostración de poder. No, Dios expreso su gloria en una revelación sencilla de su naturaleza: “Entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó: El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado…” 34:6-7. ¡La gloria de Dios fue una revelación de su bondad, misericordia, amor y compasión!

Pastora Maria de Machuca