Reflexiones

Reflexión Pastoral 12 de Diciembre

EL TIEMPO DE DIOS ES AHORA PARA SEGUIR AL REY DE REYES

LOS TIEMPOS EN LA BIBLIA. AÑO. EN EL TIEMPO DE NOÉ. El primer registro de cómo se dividía el año en tiempos antiguos data de los días de Noé. Es evidente que él dividió el año en 12 meses de 30 días cada uno, pues en Génesis 7:11, 24 y 8:3-5, el “diario” que mantuvo muestra que 150 días eran equivalentes a 5 meses.

En este relato se mencionan directamente los meses segundo, séptimo y décimo del año del Diluvio. Entonces, después del primer día del décimo mes transcurre un período de 40 días y dos períodos de 7 días cada uno, lo que hace un total de 54 días (Génesis 8:5-12) Luego transcurre un período de tiempo indeterminado desde que Noé envía el cuervo hasta la primera vez que envía la paloma (Génesis 8:6-8) en Génesis 8:12 también se habla de otro período indeterminado después de la tercera y última vez que envía la paloma.  En el siguiente versículo hallamos que se menciona el primer día del primer mes del año siguiente (Génesis 8:13) Sin embargo, no se revela qué método usaron Noé o sus antecesores para adecuar el año de meses de 30 días al año solar. EGIPTO Y BABILONIA. En el antiguo Egipto el año era de 12 meses de 30 días, y anualmente se añadían 5 días más para adecuarlo al año solar. Por otra parte, los babilonios usaban el año lunar, pero ciertos años le añadían un mes decimotercero, llamado Veadar, para que las estaciones concordasen con los meses a los que solían corresponder.

Ese tipo de año se llamaba lunisolar, y, obviamente, unas veces era más corto y otras más largo que el verdadero año solar, dependiendo de si el año lunar tenía 12 o 13 meses.

EL CICLO METÓNICO. Con el tiempo se ideó el sistema de añadir 7 veces cada período de 19 años un mes intercalar o decimotercero, con lo que el resultado correspondía casi exactamente a 19 años solares reales. A este ciclo se le llamó el ciclo metónico en honor de Metón, matemático griego del siglo V a.C.

AÑO DE LOS HEBREOS. La Biblia no dice si este era el sistema que utilizaban los hebreos originalmente para adecuar su año lunar al año solar, pero el hecho de que los nombres de sus meses lunares reflejaran una determinada temporada del año muestra que seguían algún sistema.

El centro del Sol cruza el ecuador celeste dos veces al año, y es entonces cuando el día y la noche duran lo mismo en todas partes de la Tierra (unas doce horas de luz diurna y doce de oscuridad) Estas dos ocasiones se llaman equinoccio vernal (o de primavera) y equinoccio otoñal, y se producen alrededor del 21 de marzo y del 23 de septiembre según el calendario actual. Los equinoccios, por lo tanto, podían servir de punto de referencia para saber cuándo se adelantaban demasiado los meses lunares con respecto a las estaciones y compensar la diferencia añadiendo un mes intercalar.

En la antigüedad los años se computaban de otoño a otoño, y el primer mes empezaba a mediados de lo que hoy es el mes de septiembre, lo que coincide con la tradición judía de que la creación del hombre tuvo lugar en otoño. Puesto que la Biblia indica la edad de Adán en años (Génesis 5:3-5) es razonable que la cuenta empezase al tiempo de su creación, y si verdaderamente ocurrió en otoño. explicaría hasta cierto grado la práctica antigua de comenzar el nuevo año en ese tiempo.

Además, esta manera de contar los años encajaba con la vida agrícola de la gente, en especial en aquella parte de la Tierra, donde se concentraron tanto los pueblos antediluvianos como los que vivieron durante los primeros años posteriores al Diluvio.

Pastora María de Machuca