PORTADORES DE SU GLORIA
EL PROCESO DE NUESTRA TRASFORMACIÓN. 2. DIOS USA LA REVELACIÓN O EL CONOCIENTO REVELADO. Pocas personas tiene acceso a esa atmósfera porque la mayoría no está capacitada para eso. Muchos de los israelitas en el tiempo de Moisés deseaban las obras de Dios, pero no los caminos de Dios. Querían sus beneficios (salud, libertad y otros) más no ha Dios. No querían pagar el precio de vivir en el fuego, porque hacerlo requería vivir en santidad. En lugar de eso, le dijeron a Moisés “ve tú y habla con Dios por nosotros”. Éxodo 20: 18-21. Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis. Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. La atmosfera de gloria es sólo para los que tienen hambre y sed de Dios, para los que continuamente entran en su presencia, santificando y purificando sus corazones con la sangre de Jesús. Es interesante notar que la mano derecha de Moisés, Josué, se quedaba en el tabernáculo, en la presencia de Dios, aun después que Moisés salía. Sus experiencias en la presencia tuvieron que haber causado un impacto tan grande en él, que lo prepararon para ser el próximo líder de los israelitas, quien los entraría en la tierra Prometida. Éxodo 33: 11. Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. Hay dimensiones de la gloria de Dios que pocos humanos pueden soportar. La gloria de Dios desata y produce algo en el corazón del pueblo, que no puede recibirse a través de enseñanzas, lectura de libros, oyendo mensajes en CD o DVD, o recibiendo la unción por imposición de manos (todo esto es bueno hacerlo y nos encamina hacia la gloria) lo que desata la gloria de Dios sólo se puede recibir en su presencia. Allí, el ADN espiritual del pueblo es revivido, su visión se expande y una pasión por el reino y por las almas se enciende dentro de ellos. La gloria desata empatía y amor por otros, a medida que genera celo santo por hacer su voluntad. Sobre todo, la sed por buscar el rostro de Dios y conocerlo íntimamente aumenta exponencialmente en el pueblo. Si verdaderamente queremos ser cambiados y trasformados, tenemos que atrevernos a entrar en su presencia y quedarnos en su mover, de gloria en gloria, sin parar ni quedarnos estancados. ¿CÓMO DEBEMOS RESPONDER A LA GLORIA DE DIOS?
Para experimentar una trasformación continua, también tenemos que saber cómo responder cuando la gloria de Dios se manifiesta. No existe una formula sobre el tema. Sin embargo, solo podemos experiméntalo cuando entramos en su presencia. La forma más efectiva de responder cuando la presencia de Dios se manifiesta es adorarle y rendirse totalmente a Él. Si nos negamos a responder cuando Dios nos visita, seremos juzgados. A veces la presencia viene para sanar o liberar, y la gente lo conoce, pero nada hace al respecto (no respondes en fe) Aunque Dios actúe de acuerdo a su soberana voluntad, nuestra respuesta debe ser adorarlo y decirle, “Señor, recibo mi sanidad. Recibo mi liberación”.
Pastora Maria de Machuca