Reflexiones

Reflexión Pastoral 9 de Febrero

PORTADORES DE SU GLORIA

EL PROCESO DE NUESTRA TRASFORMACIÓN. 2. DIOS USA LA REVELACIÓN O EL CONOCIENTO REVELADO. Como vimos anteriormente, nuestra fe se mantiene en el mismo nivel donde termina el conocimiento revelado. Otras dimensiones de fe, gloria y milagros nos esperan. Sin embargo, cuando falta el conocimiento, nos “estancamos” sin saber adónde ir, ni adónde el camino nos llevará. Aun cuando sabemos que Dios tiene nuevos territorios, revelaciones y manifestaciones para nosotros, nos falta la habilidad para alcanzarlos. ¿En qué dimensión de gloria te encuentras en este momento? ¿Estás “estancado” allí, deseando entrar en una nueva dimensión? ¿El crecimiento de tu ministerio se ha detenido?  ¿He dejado de crecer tu negocio? Hoy, Dios te invita a entrar en Su nube (una nueva dimensión de Su gloria) Él desea darte un mayor peso de su Kabód, uno que jamás has experimentado. Libérate de toda rigidez y comienza a moverte. Echa fuera toda religión. Sacúdete de toda apatía y formalidad, y decide entrar bajo la nube de Su presencia para que puedas experimentar una nueva dimensión de la gloria. Te reto a que con sinceridad busques otras dimensiones de la gloria de Dios, a medida que recibes la revelación de ellas. Nuestra medida de fe siempre estará determinada por el grado de revelación que tenemos. Dios nunca guiara a su pueblo a entrar en otra dimensión, hasta que Él te de dos cosas: revelación y provisión. La manifestación de la Gloria de Dios acelera las cosas. Sabemos que la visión de Dios trae provisión. La revelación induce, activa y acelera el movimiento espiritual. Efesios 3:20. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, UN PESO DE GLORIA NO APROPIADO PARA TODOS. Éxodo 19: 9. Entonces Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre. Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová. Dios le habló a Moisés desde una nube, la gente podía escuchar, pero no entrar en la nube porque, de haberlo hecho, hubiesen muerto inmediatamente. Solo Moisés podía entrar; por eso, tuvo que edificar un tabernáculo para hablar con Dios. Éxodo 33: 7-11. Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová, salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento. Y sucedía que cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual estaba en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba en el tabernáculo. Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se intentó  ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés. Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba. Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. Me imagino a Moisés cayendo de rodillas por el peso del Kabód. Es posible que tuviera dificultad para respirar ante tal peso. Sin embargo, al salir del tabernáculo, su rostro resplandecía por el fuego de la presencia de Dios. Su energía había sido renovada y su cuerpo revitalizado, porque el peso de la gloria de Dios siempre fortalece, nunca desgasta.

Pastora Maria de Machuca