Reflexiones

Reflexión Pastoral 21 de Junio

LA TRANSICIÓN DE LA ALABANZA A LA ADORACIÓN. 

LA VERDADERA ADORACIÓN EXALTA EL NOMBRE DE JESÚS Y LA PALABRA DE DIOS. Hoy, muchas canciones de “adoración” usadas en las iglesias, o que suenan en las estaciones de radio cristianas, carecen de poder porque no están basadas en la Palabra de Dios.

Porque las canciones ministran sólo a la carne. Debemos escribir canciones espirituales (canciones que puedan tomar los sonidos del cielo y verdaderamente ministrar lo que Dios es, como lo hacen muchos de los salmos de David) canciones que derramen constante adoración y conocimiento revelado.

La verdadera adoración está basada en la Palabra de Dios y fluye del entendimiento de esta Palabra. Esto hace que Dios respalde (Su poder y manifestaciones lo confirmaran) Dice la Escritura, Oseas 14: 2. Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios. 

Aunque el contexto del verso de arriba está relacionado con palabras de confesión de pecado, el principio general que podemos sacar de él, es que necesitamos conocer lo que dice la Palabra de Dios respecto a cualquier situación; debemos ponernos de acuerdo con ella y después devolvérsela a Él (en arrepentimiento, oración por sanidad, creyendo en Él por provisión, y así sucesivamente) si a nuestra adoración le falta palabra, Dios no la honrará ni desatará su poder por medio de ella.

LA VERDADERA ADORACIÓN TRANSFORMA AL ADORADOR. SALMOS 115: 7- 8. Manos tienen, mas no palpan; Tienen pies, mas no andan; No hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen, Y cualquiera que confía en ellos. En este pasaje vemos la razón por la que el Señor quiere nuestra adoración: quiere que seamos como Él.

Los seres humanos nos convertimos en la imagen que adoramos. El salmo describe individuos que creen y adoran ídolos, poniendo toda su confianza en ellos.

El resultado, es que se vuelven como objeto que adoran -sin vida- En contraste, cuando adoramos al Dios vivo, en espíritu y verdad, ¡Recibimos nueva vida en Jesús! Nadie puede permanecer en la presencia de Dios sin cambiar o ser transformado, porque su luz expone nuestra verdadera condición y su fuego nos purifica.

¡Algo de Él vendrá sobre nosotros! Esto le pasó a Maria, la mujer que derramo el costoso perfume sobre la cabeza de Jesús, Juan 11: 2 (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos) Aunque su único propósito era adorar a Jesús, se marchó impregnada con el perfume de Su presencia.

el nivel más alto de adoración es cuando nos volvemos “adoración” Como cristinos, no solamente adoramos en la iglesia, nosotros somos adoración, y esta es la verdadera vida eterna. Al morir a nuestro ego y ofrecer a Dios, amor, reverencia y honor, experimentamos una radical transformación, porque somos hechos nueva creación.

El Señor creó la humanidad para adorarle, y cuando no lo hacemos, no funcionamos adecuadamente. Perdemos nuestra identidad, porque no nos convertimos en lo que realmente somos: Adoración. Sabemos que nos hemos convertido en adoración cuando Dios nos usa como instrumento, de la misma forma que un musico experto usa su instrumento musical.

Debemos permitir al Señor que saque de nosotros las más hermosas melodías de adoración para Él. Continuará la próxima semana

Pastora María de Machuca