Reflexiones

Reflexión Pastoral 4 de Abril

MANIFESTANDO LA GLORIA DE DIOS DONDE QUIERA QUE TU VAS

Según las Escrituras, nuestra mayor preocupación es seguir buscando de Dios, para asegurar su presencia con nosotros. Dios hace su pacto de gracia con cada creyente.

Este pacto está incorporado en promesas tales como, “Dios ha puesto en Cristo la iniquidad de todos nosotros.” “Jesús se convirtió en maldición por nosotros.” Él no nos dejará ni desamparará.” Aun, Dios también asegura ciertas promesas especiales para aquellos que determinan buscarle con todo su corazón.

Una de esas promesas es el pacto de la presencia de Dios. No obstante, este pacto es estrictamente condicional. Las escrituras aclaran que, si nos atenemos a la regla de este pacto, gozaremos de increíbles bendiciones de la presencia de Dios en nuestras vidas. Y esto no se refiere tan solo a asuntos de salvación.

Habla de ser tal buscador de Dios que su impresionante presencia es derramada sobre nosotros – ¡y es vista y conocida por todos! Dios reveló este pacto de su presencia a través de un profeta anónimo quien le llevó un mensaje a Elí, el sumo sacerdote de Israel. En ese tiempo, Elí estaba descarriado. El Señor le había hablado, advirtiéndole en contra de permitir pecado y compromiso.

Pero Elí ignoró todas las palabras de Dios. Y ahora, este profeta anónimo le dijo a Elí, “…Por tanto, el Señor, Dios de Israel, declara: “Ciertamente yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí para siempre”; pero ahora el Señor declara: “Lejos esté esto de mí, porque yo honraré a los que me honran, y los que me menosprecian serán tenidos en poco.” 1º Samuel 2:30. La frase “tenidos en poco” tiene que ver con Dios quitando su presencia.

Esto no significa que una persona está maldecida, sino más bien que tendrá que caminar por el poder de su propia carne. Dios le estaba diciendo a Elí, “Mi intención fue bendecir tu casa, darte favor. Pero me has menospreciado, haciéndote suave con el pecado y permitiendo que tu lujuria me eche a un lado. ¡Ahora quitare mi presencia de ti!” Muchas personas vienen a Cristo con un gran desborde inicial de fe. Sin embargo, al pasar el tiempo su celo se gasta, y comienzan a descuidar al Señor. Menosprecian sus mandamientos y vuelven a sus viejos caminos de pecado. Mas ellos aún creen que la presencia de Dios permanece sobre ellos. ¡No – ese es un gran engaño, una mentira, una ilusión! La Biblia aclara: ¡Si tu lo dejas, él te dejará a ti! Las promesas de Dios nunca fallan. Pero algunas – como el pacto de su presencia – son absolutamente condicionales.

Requieren algo más que nuestra cooperación. Por supuesto, Dios nunca nos abandonará ni dejará de amarnos. Pero si continuamos en pecado, su presencia no estará con nosotros – y nuestras vidas no serán instrumentos de su poderosa presencia. ¡Viviremos según la carne – luchando, pataleando, sin poder ni dirección! Sólo cuando la presencia de Dios está sobre nosotros podemos contemplar, ver y comprender su gloria.

Cuando Israel estaba en el desierto, Dios manifestó su presencia a través de una nube. Esta nube fue una manifestación física del juramento de Dios de estar con su pueblo. Bajaba y cubría el tabernáculo de noche y de día. Y actuaba como su guía para cada tarea. Cuando la nube se movía, ellos se movían, y cuando se quedaba, ellos se quedaban.

El pueblo no necesitaba un comité para averiguar su dirección o futuro. Ellos ponían su confianza en la nube visible de la presencia de Dios.

Pastora María de Machuca