LA GLORIA DE DIOS
EL DISEÑO DE DIOS PARA LA VIDA CRISTIANA. ¿CÓMO OCURRE LA TRANSFORMACION DE UN CREYENTE? Cuando la gloria de Dios estaba en el rostro de Moisés. Él se cubría con un velo de manera que el pueblo no lo viera. Éxodo 34: 29-35. Esa gloria era temporal. Sin embargo, ahora tenemos libertad sin restricciones. El velo ha sido removido, y hoy podemos contemplar continuamente la gloria de Dios en el rostro de Jesús si la estuviéramos mirando a través de un espejo. Cada vez que miramos al “espejo” que es Su Palabra, se produce un efecto directo y positivo en nuestros corazones y mentes. Imagínate de pie frente a un espejo en el cual la imagen que refleja es la versión perfeccionada de ti. A medida que contemplas esa imagen, comienzas a verte en el Espíritu, tal como Dios te ve: Su obra terminada, creado conforme a Su imagen y semejanza. Esa experiencia hace que sucedan dos cosas: 1. Tu comienzas a cambiar a hacerte conforme a la imagen que ves en el espejo, que es la imagen de Jesús. 2. Tu comienzas a reflejar y manifestar delante de otra gente la gloria que está en tu interior. VIENDO A JESÚS CARA A CARA ¿Podemos ver a Jesús cara a cara? La gente siempre quiere verlo de forma física, pero ver a Jesús es mucho más que una simple experiencia visual. Hay cuatro maneras de ver a Jesús: 1. EN VISIONES ESPIRITUALES. Alguna gente ha visto a Jesús en visiones espirituales, tu como Él es descrito en los evangelios, pero es la minoría. Han visto a Jesús caminando junto al predicador en la plataforma o imponiendo manos sobre enfermos. Algunos lo han visto durante otros aspectos de la manifestación de su gloria, en la Biblia, unos tuvieron visiones espirituales de Jesús, como por ejemplo el Apóstol Juan, en apocalipsis: Apocalipsis 1: 9-13. Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo. Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. 2. EN LOS REGISTROS BIBLICOS. Si tú no lo has visto a Jesús en una visión espiritual, lo puedes ver en la Biblia, la cual registra como Él camino entre los hombres por las calles de Jerusalén y los montes de Judá. Allí podemos ver a Jesús predicando el evangelio del reino, sanando a los enfermos, liberando a los oprimidos por el diablo, restaurando la vista a los ciegos y el oído a los sordos, sanando leprosos y resucitando a los muertos. Saber lo que Jesús hizo debe producir un cambio en nuestros corazones que nos mueva a hacerlo mismo. De la misma manera, “ver” a Jesús levantarse entre los muertos, con poder y autoridad, y sentarse junto al Padre en su trono celestial, debe originar en nosotros una transformación interna que nos lleve a sentirnos tan hijos de Dios como Jesús, y a tomar autoridad que Él ejerce desde el trono. Cuando veo a Jesús operando en lo sobrenatural, me veo haciendo lo mismo. Si yo lo puedo ver y hacer, entonces, ¡tú también puedes! Continuará la próxima semana
Pastora Maria de Machuca