Reflexiones

Reflexión Pastoral 18 de Octubre

ENCENDIDOS POR EL FUEGO DE LA PRESENCIA DE DIOS

SER LLENOS CON EL FUEGO DE LA PRESENCIA DE DIOS. Cuando el fuego no quema, sin importar cuanto aceite haya, el candelero no brillará. De la misma manera, no podemos ser testigos poderosos y efectivos de Jesús si nuestros candeleros no han sido encendidos con el fuego de la gloria de Dios.

Esta es la razón por la cual muchos creyentes hablan en lenguas y están llenos de poder, pero, en vez de estar en fuego, son pasivos e indiferentes. Han perdido el fuego, o quizás nunca lo recibieron. La respuesta, por supuesto, es ser encendidos por el fuego de Su presencia.

EL FUEGO DEL CORAZÓN NECESITA SER ENCENDIDO. El fuego del corazón necesita ser encendido. El fuego que Cristo Jesús encendió es el fuego de las buenas obras derramado como carbón sobre la cabeza, los ojos, las manos, los pies, nuestra boca.

Este es el fuego que activa nuestro entendimiento, nuestro oír lo que Dios quiere hacer. Jesús dijo que vino a enviar fuego a la tierra y anhelaba que se encendiera. Lucas 12: 49, “fuego vine a echar en la tierra ¿Y qué quiero, si ya se ha encendido?

LAS PRIMICIAS DE ESE FUEGO QUE JESÚS ANHELABA. El libro de los Hechos registra para nosotros las primicias de ese fuego que Jesús anhelaba. Descubran por sí mismos los efectos que su tipo de fuego tiene en el mundo.

Las 120 lenguas de fuego cayeron sobre los 120 que los llevaron a las calles de Jerusalén. Las lenguas de fuego hicieron que abrieran sus bocas, que antes estaban cerradas por el temor del hombre. ¿Y qué declararon? ¡Las maravillosas obras de Dios! ¿Y cuál fue el resultado? A ellos se añadieron tres mil. ¡La ley de la Vida en Cristo Jesús se manifestó bajo un tipo diferente de fuego en el aposento “superior”, se añadieron tres mil! Hechos 2:41, Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.

Éxodo 32:28, los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres. ¡Ambas leyes estaban relacionadas con el fuego! El fuego de Jesús trajo libertad, perdón y vida. Malaquías habla de un fuego para “limpiar” a los hijos de Leví. La iglesia primitiva a menudo se refería a un fuego “purificador”.

Hay casi 2.000 millones de personas en la tierra que adoptan el nombre de “cristiano” y que ciertamente han mezclado miles de credos, rituales, doctrinas, leyes y tradiciones con la simplicidad de la luz pura del Evangelio.

Sólo el fuego que es divino podrá separar lo vil de lo sagrado. El fuego siempre produce cambio. Nos obligará a actuar y a responder. JESÚS ENVIÓ EL FUEGO DEL QUE HABLÓ – Él envió una semilla (chispa) de fe.

El fuego simplemente agita las moléculas hasta que alcanzan un punto de agitación lo suficientemente grande para que los átomos dentro de una molécula sean liberados unos de otros. El fuego se divide. Lo mismo sucedió cuando Jesús envió el fuego del que habló.

Él envió una semilla (chispa) de fe que rompió el poder de la tradición que mantenía a la gente unida a una forma más baja de gobierno. Algunos, a través de Su ardiente palabra, fueron liberados para servir en un reino más alto, el reino de Dios en el cual moraba la justicia, la paz y el gozo.

Otros se quedaron atrás y se convirtieron en las cenizas.

¿CÓMO TE CONVIERTES EN UN FUEGO PARA ENCENDER A OTROS? EL FUEGO HABLA DE LA REVELACIÓN DE DIOS.    El fuego es un iluminador. Nuestro Padre Celestial nos ha dado el Espíritu Santo como nuestro Ayudador. Continuará

Pastora María de Machuca