Reflexiones

Reflexión Pastoral 21 de Noviembre

EL TIEMPO DE DIOS ES AHORA PARA SEGUIR AL REY DE REYES

LOS TIEMPOS EN LA BIBLIA. Nuestro estudio del tiempo en la Biblia nos trae ahora a la expresión “AÑO”. Esta se menciona desde el principio de la historia del hombre Génesis 1:14 La palabra hebrea para “año”, scha·náh, viene de una raíz que significa “repetir; hacer otra vez”, al igual que su equivalente griego e·ni·au·tós, con lleva la idea de un ciclo de tiempo.

El paso de las cuatro estaciones marca visiblemente un período anual; las estaciones se deben a la inclinación del eje de la Tierra con relación a su plano de traslación, y se suceden en el tiempo en que la Tierra completa su órbita alrededor del Sol. El tiempo que en realidad nos toma a nosotros aquí en la Tierra para completar este viaje es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos, o aproximadamente 365 1/4 días. A este período se le llama el verdadero año solar.

Además, con las fases regulares de la Luna se puede subdividir el año en períodos más cortos. Este modo de medir el tiempo está indicado en el mismo comienzo del registro bíblico. El año lunar común tiene 354 días y consta de meses de 29 o 30 días, dependiendo de la aparición de cada luna nueva, por lo que es aproximadamente 11 1/4 días más corto que el verdadero año solar.

El año de… 360 días AÑ0 LUNAR: 365 días AÑO SOLAR. Data de los días de Noé. Es evidente que se dividió el año en 12 meses de 30 días cada uno, pues en Génesis 7:11, 24 y 8:3-5  Desde el principio, el hombre hizo uso de estos indicadores de tiempo provistos por Dios, y midió el tiempo en términos de años, que a su vez subdividió en meses. Génesis 5:1-32 La mayor parte de los pueblos antiguos usaron un año de 12 meses lunares.

AÑOS BÍBLICOS. Según el antiguo cómputo bíblico, el año corría de otoño a otoño. Esto era particularmente adecuado para una vida agrícola, pues el año comenzaba con la arada y la siembra, hacia la primera parte de nuestro mes de octubre, y terminaba con la recolección de la cosecha. Noé contó el año a partir del otoño. Escribió que el Diluvio comenzó “en el segundo mes”, que correspondería a la segunda mitad de octubre y la primera mitad de noviembre. Génesis 7:11. Hasta la actualidad muchos pueblos de la Tierra siguen contando su nuevo año a partir del otoño.

Al tiempo del éxodo, cuando Israel salió de Egipto en 1513 A.C. Jehová decretó que “el comienzo de los meses” para los judíos debía ser Abib (Nisán) de modo que ellos llegaron a tener entonces un año sagrado, que corría de primavera a primavera Éxodo 12:⁠2. No obstante, judíos de nuestro tiempo observan un año seglar o civil que empieza en el otoño, y Tisri es el primer mes.

AÑO LUNISOLAR. Hasta el tiempo de Cristo, la mayoría de las naciones usaban años lunares para contar el tiempo y empleaban varias maneras de ajustar el año para que coincidiera más o menos con el año solar. Los hebreos seguían el año lunar. En la Biblia no se explica cómo ajustaban ellos este año para que coincidiera con el año solar y las estaciones, pero tienen que haber añadido meses adicionales o intercalares cuando era necesario. Más tarde, en el siglo V A.C. el arreglo de meses intercalares fue sistematizado en lo que ahora se conoce como el ciclo metónico.

Según este, el mes intercalar se añade siete veces cada 19 años, y en el calendario judío se añadía después del duodécimo mes, Adar, y se llamaba Veadar, o “segundo Adar”. Puesto que así se hace que el calendario lunar se ajuste al Sol, a estos años, que son de 12 o 13 mes

Pastora María de Machuca