LOS ÚLTIMOS TIEMPOS, APOSTASÍA.
La apostasía venidera. 11. Calumniadores. Literalmente “diablos”. Imitan el carácter del diablo al inventar y arrojar constantes acusaciones malignas contra otros. Con sus calumnias intentan arruinar el prestigio del otro. 12. Intemperantes. Sin dominio propio, no ejercen ningún tipo de control sobre sus deseos y pasiones. Desechan todo tipo de inhibiciones y vergüenza.
No les preocupa lo que los demás puedan pensar de su comportamiento ni las consecuencias que pueda tener. Están a merced de sus bajos instintos. Carentes de todo tipo de disciplina y orden. 13 crueles. Serán salvajes e indómitos, darán rienda suelta a su naturaleza despiadada. Desconocen por completo el concepto de bondad.
Es difícil pensar que esto tenga que ver con personas que profesan la fe cristiana, pero encontramos numerosos casos de ello en la historia. Por ejemplo, el tribunal de la “Santa Inquisición” torturó y mató a miles de personas durante siglos, y las personas que llevaban a cabo aquellos terribles y crueles interrogatorios fueran personas religiosas que se declaraban cristianas y que creían que de ese modo estaban sirviendo a Dios. 14. Aborrecedores de lo bueno. Odian todo lo que sea bueno, ya sean personas buenas, o valores y virtudes buenas.
En realidad, odian lo que deberían amar y aman lo que deberían odiar (Isaías 5:20) 15. Traidores. Personas traicioneras que defraudan toda la confianza que es puesta en ellos. Tenemos un lamentable ejemplo de esto en Judas, “el traidor” (Lucas 6:16) 16. Impetuosos. Literalmente “cayendo hacia adelante”. Son personas que se abalanzan sin pensar en lo que hacen y en las consecuencias que sus hechos tendrán.
Son insensatos, temerarios, irreflexivos, precipitados y no se detienen ante nada ni nadie. Esto se manifiesta en sus obras y también en sus palabras. Nadie puede decirles nada porque ellos lo saben todo. Es todo lo contrario de lo que debe ser el carácter cristiano: “todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” (Santiago 1:19) 17. Infatuados. Tiene el significado de estar envuelto en humo, nublados, hasta tal punto que no pueden ver más allá de sí mismos.
Personas hinchadas de vanidad que han llegado a tal estado de orgullo y de envanecimiento que su mente ha quedado nublada y entontecida. Tienen un concepto de ellos mismos totalmente desproporcionado e irreal. Esta sería también una característica de los falsos maestros (1ª Timoteo 6:3-4) 18. Amadores de los deleites más que de Dios.
En realidad, no hay ningún tipo de amor hacia Dios. Sólo persiguen sus deseos egoístas e ignoran por completo todas las demandas de Dios. El deseo de comodidad, buena comida, satisfacción sexual y otras indulgencias llenan toda su vida.
Están entregados a sus propios placeres y son controlados por ellos. 19.Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”. Resulta curioso que, a pesar de tener un carácter tan impío, sin embargo, no se reconocen como paganos, sino que aparentan profesar el cristianismo. Conservan una forma de religión externa, pero sus hechos demuestran que no hay piedad en sus corazones. Les encantan las expresiones religiosas visibles, pero esta apariencia es lo único que les queda, y se cubren con ella con el fin de que otros los acepten como buenas personas.
Sin embargo, en ellos no se puede apreciar nada del genuino poder transformador del Espíritu Santo. Estos son a los que Pablo se refirió en su carta a Tito: “Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra” (Tito 1:16) Son impostores y farsantes que “vienen vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15)
Pastora María de Machuca