EL TIEMPO DE DIOS ES AHORA PARA SEGUIR AL REY DE REYES
LOS TIEMPOS EN LA BIBLIA: AÑO. MÉTODO DE CONTAR LA GOBERNACIÓN DE LOS REYES. En los registros históricos de Babilonia se contaban los años de reinado o reinantes de un rey como años completos, comenzando a partir del 1 de Nisán. Los meses anteriores al 1 de Nisán durante los que el rey hubiera empezado a gobernar, se consideraban parte de su año de ascenso, pero históricamente se le atribuían al rey precedente como parte de su último año reinante.
Si en Judá se siguió este sistema, como indica la tradición judía, entonces, cuando la Biblia habla de que los reyes David y Salomón reinaron respectivamente “cuarenta años”, hay que contar cuarenta años completos (1º Reyes 1: 39; 2:1, 10, 11; 11: 42) EN LA PROFECÍA.
A menudo se usa proféticamente la palabra “año” como equivalente de 360 días: 12 meses de 30 días cada uno (Apocalipsis 11:2, 3) y a veces se emplean los términos “tiempo” y “día” para referirse a un “año”( Apocalipsis 12:6, 14; Ezequiel 4:5-6) Antes del Diluvio, Dios fijó en ciento veinte años la duración aquel mundo corrupto que habían producido los hombres y los ángeles rebeldes materializados (Génesis 6:1-3) Noé, un hombre piadoso, contaba a la sazón 480 años (Génesis 7:6) No tenía hijos y no los tuvo por otros veinte años (Génesis 5:32) Mucho tiempo después, cuando los hijos de Noé se hicieron adultos y se casaron, Dios informó a Noé sobre su propósito de eliminar la maldad de la Tierra (Génesis 6:9-13, 18) A este hombre se le encomendó la misión de construir el arca y predicar a sus contemporáneos, pero ni siquiera entonces le reveló Jehová su horario (Génesis 6:14;2 Pedro 2:5) Para compensar el desfase que la imposición de esta regla puede conllevar en el delicado equilibrio del calendario; y una vez culminado el mes de Tishrei, durante el cual se suceden las principales fiestas judías, y especialmente aquellas que acarrean los problemas que el almanaque debe resolver (Rosh Hashaná, Yom Kipur, Sucot) se vuelve a equilibrar el calendario, agregando uno, dos o tres días en los dos meses, posteriores a Tishrei: los meses de Jeshván y Kislev. De esta regla surge, que existen tres tipos de año en el calendario hebreo: Año faltante (שנה חסרה, «shaná jaserá») en cuyo caso tanto el mes de Jeshván como el de Kislev tienen 29 días cada uno, de lo cual resulta que dicho año contará con 353 días. Año normal (שנה כסדרה, «shaná kesidrá») en cuyo caso Jeshván traerá 29 días en tanto Kislev vendrá con 30, de lo cual resulta un total anual de 354 días.
Año completo (שנה שלמה, «shaná shelemá») en cuyo caso tanto Jeshván como Kislev cuentan cada uno con 30 días, y por lo tanto se trata de un año con 355 días en su total. Los años bisiestos respectivos a cada uno de los tipos de años detallados, tendrán a su vez, sumado el mes agregado de Adar «A» que siempre cuenta con 30 días, 383, 384 ó 385 días. El calendario hebreo vuelve a repetir su ciclo, tomando en cuenta las variaciones en días, meses y años, una vez cada 247 años, con una pequeña diferencia de 50 minutos entre ambos. Para que la repetición entre dos años hebreos sea perfecta, tienen que transcurrir entre uno y otro nada menos que 689.472 años.
“AÑO” PROFÉTICO. En la profecía bíblica se suele usar la palabra “año” en un sentido especial como el equivalente de 12 meses de 30 días cada uno, lo que da un total de 360 días para el año. Observe lo que dice cierta autoridad al comentar sobre Ezequiel 4:5, 6: “Tenemos que suponer que Ezequiel conocía un año de 360 días. Este ni es un verdadero año solar ni es un año lunar.
Pastora María de Machuca