Reflexiones

Reflexión Pastoral 26 de Julio

LA TRANSICIÓN DE LA ALABANZA A LA ADORACIÓN. 

PRINCIPIOS PARA CREAR UNA ATMÓSFERA ESPIRITUAL. 1. DEBEMOS CONSTRUIR UN TRONO PARA EL REY. Salmos 22: 3. Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel. En el mundo espiritual “construimos el trono de Dios” cuando lo adoramos (cuando el trono es edificado se presencia siempre se manifestará) por lo tanto, la señal que indica que le trono está completo es cuando experimentamos el derramar de Su gloria.

No podemos parar nuestra adoración antes que eso ocurra. Recordemos siempre este principio: alaba hasta que el espíritu de adoración venga, y adora hasta su gloria descienda.

No existe una fórmula para saber cuánto tiempo debemos alabar o adorar a Dios; siempre deberá ser hasta que Su trono espiritual haya sido construido. El Espíritu Santo es nuestro ayudador.

Él se pone al lado nuestro para recibir adoración y dársela al Padre. Él nos enseña a adorar a Dios en espíritu y verdad.

DEBE FORMARSE UNA NUBE DE SU PRESENCIA. En la escritura, las nubes representan la gloria de Dios, y el Señor siempre habla desde una nube, Éxodo 16: 10-12. Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube. Y Jehová habló a Moisés, diciendo:  Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios

Cuando Jesús se trasfiguró en la montaña, Dios Padre le habló desde una nube. Mateo 17: 1-5. Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.  Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Cuando Jesús ascendió al cielo, después de su resurrección, Hechos 1: 9. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.

El día que Jesús regrese, Mateo 24: 30. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

Cuando adoramos, formamos una nube espiritual que es la gloria o presencia de Dios. Las nubes espirituales crean la atmósfera correcta para que hable y haga milagros creativos. La formación de la nube espiritual depende de la profundidad de nuestra adoración.  Por ejemplo, durante un servicio en una iglesia local, el Espíritu Santo se parará al lado de los verdaderos adoradores, si Él pasa al lado de alguien que no está adorando como debería continuará a la siguiente persona.

Él se detiene al lado de cada uno, toma la sustancia de su adoración, y con ella forma la nube para ese servicio. La cual permite que la presencia de Dios descienda. Todos aquellos que aportaron adoración para formar esa nube recibirán lo que está en ella.

LA ATMÓSFERA ESPIRITUAL DEBE SE PERCIBIDA Y DESATADA. Una vez que la nube y trono son edificados, podemos percibir la atmósfera espiritual de gloria. En lo natural, la atmósfera es una sustancia gaseosa que rodea un cuerpo celestial, Continuará

Pastora María de Machuca